16.1.09

Una melodía distinta

Conflicto entre palestinos e israelíes

Lo he pensado más y mejor. ¿El qué? La guerra que se está fraguando en la Franja de Gaza entre palestinos e israelíes. No entiendo -después de pensarlo mucho y diezsegundos- que en Europa empecemos a alzarnos a favor de un pueblo u otro, con el pañuelo palestino enroscado en el cuello o la estrella de las seis puntas colgando sobre el pecho. Esto no va de aficiones de clubes, ni de sabores de postres, ni de muestrarios de pendientes... es decir, no va de: "Soy del Atleti, me gusta el chocolate y estos pendientes de perlas". Es otro rollo. Y hay que pensarlo despacio, despacio, despacio... para entender que la paz está en el justo medio, entre los escombros de unos y las metrallas de otros. Pero no sé explicarme. Cuanto más metes el dedo en la llaga, menos se entiende qué está pasando.
El director de orquesta David Baremboim compuso el otro día una nueva melodía para 2009, una carta abierta, sincera, sencilla, clara, completa. Os dejo con una de las estrofas:
"Sólo tengo tres deseos para el próximo año. El primero de ellos es que el Gobierno israelí se dé cuenta de una vez por todas de que el conflicto en Oriente Próximo no puede ser resuelto por la vía militar. El segundo es para que Hamás tenga presente que sus intereses no se imponen con la violencia, y que Israel está aquí para quedarse. El tercero es para que el mundo reconozca que este conflicto no tiene parangón en la Historia. Es complejo y delicado; es un conflicto humano entre dos personas profundamente convencidas de su derecho a vivir en el mismo y minúsculo pedazo de tierra. Es por esto que ninguna diplomacia o acción militar puede resolver este conflicto".

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