29.6.09

¿Quién es el mejor 'escribidor' de la historia?

“Quien lo sepa, que me lo diga”, respondía un alumno avispado ante la difícil pregunta de su viejo profesor.

Tenía 20 años. Poca vida vivida. Y leída. Con algo de tiempo, me dasplacé a una biblioteca. Me apatecía perder tiempo descubriendo en los lomos de cientos de libros, nuevas historias, nuevos autores, algo de vida. Lo hacía a menudo.

Cada dos o tres semanas, sentía la necesidad de forzar la vista e intentar memorizar estanterías. Algo absurdo. Pero es así cómo empezó todo.
Entre libros deshilachados y recién nacidos, encontré a Antón Chéjov. Un magnífico ‘observador’ de las costumbres de Rusia y un eficiente ‘escribidor’ de relatos.

Cuando le miré a la cara, tuve miedo de su letra. Vestía un traje oscuro, corbata y camisa blanca. Sentado sobre un sillón verde lata de terciopelo, guardaba algo en su mano izquierda -cerrada a la altura de la cintura- y me intentaba decir algo con la derecha -firme sobre su barba-.

Había estudiado medicina en la Universidad Estatal de Moscú en 1880 pero su pasión por el relato y la escena humorística, le llevó a colgar la bata blanca. Ese impulso me atraía -cambiar los guantes por la pluma- pero me retraía pensar que un médico, con esa mirada y barba, a finales del siglo XIX, no iba a ser el autor que buscaba.Decidí darle un voto de confianza y paciencia, y Antón no me defraudó.

El fracaso
Es uno de los relatos que se encuentra en 'Cuentos imprescindibles'. El primero que leí. Lo he vuelto a hacer cientos de veces.

Siempre me sorprende su genuina pluma y su trazo costumbrista. Tiene la capacidad de narrar sin parecerlo: tiene tanto gancho que él queda al margen y tú acabas sumergido en la habitación de la escena. Y llegas a pensar que el texto no tiene caducidad. Y llegas a descubrir Rusia sin mediación de informes históricos que adormecen un día sí y otro también. Os animo a leerlo.