
Y ahora, diezsegundos después de dedicarle la entrada, la vuelvo a observar, esta vez con un síntoma sin sentido retumbando en mi cabeza, ojos y orejas. En el Hospital del Niño de Jesús de Madrid curan las vacas-escultura que se exhiben por la capital. Algunas se han visto afectadas: los cuernos arrancados, el cuerpo graffiteado... En fin, que una "amuuulancia" recoge a los animales heridos y los confía a los alumnos de la Escuela Superior de Conservación de Bienes Culturales. Estos jóvenes fingen ser médicos vacunos. Y yo pienso todo y diezsegundos y sigo sinsentideando.
No sé si esta hecatombe es buena, mala, regular o "fifty-fifty" para mi vida. No sé si mañana me atreveré a recurrir a la vaca para salir de un aprieto. Igual le llamo y me cuernea... porque un tipo raro le ha arrancado el cuerno, afeitado el flequillo y obstruido el hocino con kleenex.
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