
Diezsegundos después de pensar lo pensado, los gestos de Nadal me han vuelto a sorprender. La cima es una cuestión personal, no física. Es decir, subo hasta dónde quiera y pueda... hasta dónde crea que merece la pena. Y eso, siempre, siempre, siempre. Incluso ese último segundo de vida, en el que dicen que se recuerda en imágenes fugaces todo lo vivido, se puede subir más.
Rafa me sorprende. Ha vuelto: con rodilla de acero, pantalón más corto y polo clásico. Y está aplastando a sus contrincantes en el estreno de temporada de la ATP en el torneo de Doha, en Qatar... cuando parecía que ya todo estaba 'superado'. Diezsegundos después, le aplaudo... diezsegundos después, me dan ganas de hacer lo mismo.