16.2.09

Él es Michael Corleone

El líder venezolano consigue, con un referéndum, perpetuarse en el poder

Hugo Chávez forever. El presidente venezolano ha conseguido suprimir el número de mandatos para gobernar. Y lo hará él hasta que Dios quiera y su pueblo quiera. "¡Uh, ah, Chávez no se va!", corean los afiliados del PSUV. Fidel Castro ha sido el primero en felicitarle.
Y yo pienso diezsegundos y muchas cosas. Y no entiendo los deseos de algunos para que, intacta-pulcra, fluya su continuidad: "Soy yo el jefe y lo seré siempre". Hay que saber dejar el testigo, a su debido tiempo. Raúl lo va hacer o lo hará... si quiere que el socio madridista no patalee los domingos por la tarde. Steve Jobs también lo ha hecho, temporalmente, para no provocar turbulencias en el sonido iPod.
Pero por más que pienso y diezsegundos, sólo se me viene a la cabeza, por contraste con el chavismo, la familia Corleone. Concretamente, Michael, el Padrino. Que sabe dejar el testigo, que sabe arrojar por la borda todas las acciones trasnochadas de su vida, que sabe separar el grano de la paja y decirle a su sobrino Vincent: "Ahora tú serás el Padrino". Y sabe marcharse de la escena con elegancia, con sensatez... no derrotado. Y limpiar su sucia huella. Y coronarse, sin ningún distintivo. "Es el precio que tienes que pagar por la vida que elegiste", se dice a sí mismo.

Pensando diezsegundos, creo que a Chávez y a Castro les pasaría lo mismo. Son pocas las estampas tan suntuosas. En las que la derrota electoral provocaría la victoria de su conciencia, de su vida.

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